jueves, 2 de febrero de 2012

PROMESAS (PARCIALMENTE) CUMPLIDAS

            Comienza a sonar el nuevo disco de Leonard Cohen, Old Ideas. Remuevo el café con la cucharilla. Mi mundo, aquí y  ahora, lo componen diez canciones emocionantes (traducidas por un inspirado Joaquín Sabina) y una taza humeante. En unas horas volveré al otro mundo, al que hay fuera de la ventana por la que trata de asomar el sol, al que no anhelo regresar cuando las nubes bañan la cúpula celeste. No tengo muy claro ahora qué quiero escribir, pero sé que quiero escribir.





            Prometí hacer una relación de aquellas lecturas que más me habían gustado el pasado año. Ahora me parece aburrido hacer eso. Sin embargo, para cumplir, aunque sea en parte, dicha promesa, diré que si tuviera que quedarme con un libro de los que leí en el 2011 sería, sin apenas duda, Llámame Broklyn, de Eduardo Lago. ¿Por qué? Pues porque es una de esas obras que no te importaría volver a leer. En los tiempos que corren eso es decir mucho.



            Prometí, también, hacer una crónica del concierto que Keith Jarrett celebró y grabó en Colonia en 1975. Realmente parto de un error: no puedo hacer una crónica de un concierto en el que no he estado (entre otras cosas porque aún faltaban tres años para que abriera los ojos al mundo), así que me conformaré, y consideraré la deuda saldada en parte, con recomendar fervientemente escuchar a este pianista único e irrepetible, capaz de estar improvisando (como en el citado concierto) durante más de una hora unos acordes que nos transportan al cielo. Y otra vez el cielo... Este segundo punto (o promesa difícilmente realizable) me lleva a otra cosa que siempre he pensado: la estrecha relación entre el Jazz y la Literatura. Esto daría para un ensayo (que seguramente ya está escrito), pero me vuelvo a conformar con comentar una cosa: solamente en Rayuela, de Julio Cortázar, hay para escribir ese ensayo imaginario. De hecho, hace algunos años me encontré con un disco titulado Jazzuela, que no era otra cosa que una magnífica recopilación de la mayoría de temas de Jazz citados en la obra magna de Cortázar. No prometo, a estas alturas, escribir algo sobre el Jazz y la Literatura.



            Sigue cantando Cohen, con su voz que es un susurro lleno de sabiduría y belleza, lleno de años y experiencias, lleno de arrepentimiento y temor, lleno de serenidad y lucha. Prometí, finalmente, hablar sobre el boxeo y el ajedrez, sobre Ali y Fischer. Descubro hace unos días que incluso hay un deporte que es una mezcla de ambas disciplinas, lo cual me parece sumamente ridículo y me quita las ganas de escribir sobre el tema. En mi ingenuidad pensaba hablar de dos hombre que, acostumbrados a luchar contra rivales teóricamente más fuertes que ellos, supieron ganar una y otra vez, consiguiendo ser leyendas y referentes. Es posible que figuras como Ali o Fischer no vuelvan a aparecer nunca más. Es posible…



            No puedo dejar de pensar en todo lo que está pasando en nuestro país. No puedo dejar de pensar en Baltasar Garzón. No puedo dejar de pensar en mi abuelo Antonio y en la 209 Brigada Mixta. No puedo dejar de pensar en mi tío abuelo José María y en el campo de concentración de Aranda de Duero. No puedo dejar de pensar en esta crisis y en esos salvadores vestidos de azul. No puedo dejar de pensar en lo mucho que me gusta el último disco de Leonard Cohen. Es posible que cuando deje de pensar todas estas cosas, pueda comenzar a caminar de nuevo.

8 comentarios:

  1. Me gusta tu disertación, sobre todo hoy que he puesto mi casa a la venta porque no puedo pagarla.

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    1. Eso es terrible,Wis!! ¿No se puede hacer algo?

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    2. ¿Es cierto, Wis? Me hago la misma pregunta que Malén. ¿Has recurrido ya, me imagino, a todo lo que se pueda hacer? Negociar la hipoteca con el banco?...¡Qué sé yo..!!

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    3. Wis, lo siento. Estamos aquí, ¿vale?

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    4. Es la única solución, pero de cosas no solo vive el ser humano, porque lo que he perdido y voy a perder son solo eso: cosas. Tengo 35 años, toda una vida por delante, seguro que otros 35 años más, y empezar de cero no significa que se ha acabado el mundo. No hay otra solución para mi problema. Un beso a tod@s por preocuparos por mí.

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  2. Me he quedado paralizada con la noticia de Wis, te quería decir Marco, que muy bien, ya te animas a escribir y a darle vida a tu blog!!

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  3. Pues a mí me ha gustado mucho todo lo que has escrito. Me asombra un poco, el que alguien tan joven, disfrute con personajes del mundo de la música tan conocidos para mí desde hace tiempo. Esto me ayuda a tranquilizarme en cuanto me planteo "el paso del tiempo" como concepto existencial ¿sabes? ¡Uy, parezco Woody Allen! Seguro que te gusta, como director, claro.

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  4. Gracias. Sí, Malén, poco a poco vuelvo a intentar hacer algo con las palabras...
    Amparo, lo bueno de tener hermanos mayores es que, quieras o no, terminan contagiándote sus gustos musicales (y de todo tipo, claro). Woody Allen me encanta, sobre todo, qué curioso, en sus películas menos cómicas. Es un enorme director y un gran escritor.

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