viernes, 22 de marzo de 2013

EL SUNSET LIMITED


            Hay libros que pueden ser leídos en una tarde, pero que necesitan  meses o años para poder ser digeridos. Eso es lo que sucede, por ejemplo, con El Sunset Limited, de Cormac McCarthy. De este escritor norteamericano, poco amigo de las entrevistas y las fotos (un caso parecido, aunque menos obsesivo, que el de J.D.Sallinger o Thomas Pynchon) ya había leído dos novelas, ambas magníficas: La carretera y Meridiano de sangre. El tema apocalíptico sobrevolaba con mucha fuerza en las dos. La prosa de McCarthy es seca pero perfecta en su construcción. Tiene esa aspereza que poseen los últimos discos de Tom Waits. Otra cosa que me gusta de este autor es que no rehuye ningún tema importante. Para él la literatura es precisamente eso: hablar de la muerte, de la vida, de la violencia, de la relación entre padres e hijos, de la fe o su ausencia. Este último tema, el de la fe o su ausencia, es el que articula el profundo discurso de El Sunset Limited.

            Planteada como una especie de obra de teatro, toda la acción transcurre en una habitación y no tenemos más personajes que Blanco y Negro. Blanco se ha intentado suicidar arrojándose a las vías del Sunset Limited, pero Negro le salva la vida. Una vez en el apartamento de Negro, los dos comienzan una larga conversación en la que cada uno parece representar una de las dos formas de afrontar la vida: con fe o sin fe, con esperanza o sin esperanza. Negro es una persona con poca cultura, que frecuentó los ambientes carcelarios, que fue violento y que, precisamente en la cárcel, encontró la fe en Dios y en su promesa de esperanza. Blanco, por su parte, es una persona con una profunda cultura, profesor universitario, pero con una visión de la vida que roza el nihilismo, hasta el punto de planear su propio suicidio. Lo curioso (y lo valioso) es que (parece) que el autor no toma partido por ninguno de los dos. McCarthy deja hablar a sus personajes, que se expresen con sus palabras, que planteen su forma de ver y entender el mundo. Hay muchos momentos de la historia en la que nos sentimos más identificados con Negro, pero luego llega Blanco y expone sus argumentos con tanta contundencia que nos sentimos inclinados hacia ellos. Y así toda la obra. Es como un combate de boxeo. Es como la vida. No obstante, y aquí me arriesgo a opinar, no podemos olvidar quien de los dos ha intentado suicidarse, quién no ha sido capaz siquiera de vivir. La fe de Negro, aunque a veces expresada de forma burda (es un hombre con poca cultura), le ha permitido vivir y salir de un mundo, la cárcel y la violencia, del que parecía condenado de manera perpetua.

            Días después de concluir la lectura de El Sunset Limited hay una cosa que echo de menos en esta obra de McCarthy; echo de menos la existencia de un tercer personaje, Gris, que combine de algún modo las visiones que del mundo tienen Blanco y Negro. He pensado mucho en eso estos días, hasta que he llegado a una conclusión, seguramente muy atrevida pero que a mi me vale: Gris soy yo; Gris eres tú; Gris somos todos. Todos y cada uno de los lectores de El Sunset Limited somos ese tercer personaje que no aparece en la obra, combinación lógica de esos dos seres que habitan la habitación y el libro. La mayoría de las personas que conozco son Gris. Aquellos que no creen en nada terminan profesando la fe en algo. Aquellos que son creyentes no están exentos de dudas y miedos, de desesperanza y confusión. Ese es el gran acierto de esta obra: que nos retrata a todos desde la representación de dos opuestos. Negro a un lado de la habitación, Blanco al otro lado y yo, con el libro entre las manos, ocupando esa amplia zona gris.
         (Imagen de la adaptación cinematográfica de El Sunset Limited)

1 comentario:

  1. Excelente comentario, Marco. Siempre que leo tus reseñas me entran ganas de leer la obra. Un abrazo.

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